Esta reflexión trata de poner en claro la
utilidad de los blogs gastronómicos. Antiguamente, las madres enseñaban a
cocinar a sus hijas y éstas en su casa hacían lo mismo. En la actualidad, las
madres trabajan fuera de casa, y apenas ellas tienen tiempo para cocinar. Y
cuando tenemos un hueco para ofrecer una gran cena en casa para diez invitados,
acudimos a un blog de recetas para cocinar algo sencillo pero especial. También
hay momentos para la comida casera, y sitios en los que te enseñan a preparar
la tarta de zanahorias de la abuela.
Aunque también la gran cantidad de blogs
gastronómicos que existen, puede crear confusión, ya que la información que
buscamos en ellos no está solo en las inocentes recetas, también buscamos
críticas y noticias del ámbito gastronómico. Aquí es dónde encontramos más
ambigüedad en estos sitios. ¿Todos los blogs de crítica gastronómica están
hechos por profesionales? No, pero tampoco esto tiene que ser malo, ya que toda
opinión es respetable.
Sobre si hay muchos blogs, yo diría que
demasiados, pero también porque hay gente que los crea, y luego ya ni
actualizan ni los eliminan de la red, por eso hay que fijarse en las últimas
entradas del blog, tienen que ser muy recientes y activas para que sean
fiables. Si las actualizan muy de vez en cuando, no merece la pena perder el
tiempo en ellos.
Hay que reconocer su utilidad al usuario. La
información de primera mano siempre es buena, si Fulanita de Tal fue a ese
restaurante y no le gustó, no quiere decir que ese sitio sea malo para todo el
mundo, pero es una opinión. El boca a boca sabemos que es la mejor publicidad.
Pero también hay que alertar del boicot en la red, no hay que fiarse de todo lo
que cuenten, sean fuentes profesionales o no.
El trabajo del crítico gastronómico siempre
estará en otro plano, aunque también encontramos expertos en la red, el propio
Martín Berasategui tiene un blog, y otros cocineros y críticos gastronómicos.
Desde luego, donde hay tirón siempre llegan
los profesionales.
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